Síndrome de Down
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lunes, 30 de julio de 2012
¿Qué causa el síndrome de Down?
Normalmente, en el momento de la concepción, un
bebé hereda la información genética de sus padres mediante 46 cromosomas: 23
provenientes de la madre y 23 del padre. En la mayoría de los casos del
síndrome de Down el niño(a) recibe una cromosoma 21 adicional sumando un total
de 47 cromosomas en lugar de 46. Este material genético adicional ocasiona las
características físicas y los retrasos del desarrollo asociados al síndrome de
Down.
Aunque nadie sabe con certeza la razón por la que
el Síndrome de Down ocurre y aunque no hay forma de evitar el error de
cromosomas que lo ocasiona, los científicos saben que las mujeres que conciben
a partir de los 35 años aumentan significativamente su riesgo de tener un bebé
con esta condición. A los 30 años, por ejemplo, una mujer tiene una
probabilidad de 1 en 900 casos de concebir un niño(a) con síndrome de Down.
Esta probabilidad incrementa a 1 en 350 a los 35 años. A los 40 años, el riesgo
es de 1 caso entre 100.
Cómo afecta el síndrome
de Down a los niños(as)
Los niños con síndrome de Down suelen compartir
características faciales como el rostro plano, los ojos orientados hacia
arriba, orejas pequeñas y lengua más grande o sobresaliente.
Tener un tono muscular deficiente, conocido como
hipotonía, también es un rasgo característico de los niños(as) con el síndrome
de Down. Los bebés en particular puede que parezcan más débiles en su
constitución física. Aunque esta característica tiende a mejorar con el tiempo,
la mayoría de los niños(as) que padecen del síndrome de Down típicamente
alcanzan importantes avances en su desarrollo - por ejemplo, sentarse, gatear y
caminar -un poco más tarde que otros niños(as).
En el momento del nacimiento, los niños(as) con el
síndrome de Down generalmente tienen un tamaño promedio, pero suelen crecer a
un ritmo más lento y permanecen con una estatura menor que la de otros
niños(as). En el caso de los infantes, el tener un tono muscular deficiente
puede influir en problemas que tengan que ver con la capacidad de chupar o de
alimentarse, así como padecer de estreñimiento y otros problemas digestivos.
Los niños(as) un poco mayores pueden presentar problemas con el habla y con la
capacidad de cuidarse a sí mismos a la hora de alimentarse, vestirse o ir al
baño. El síndrome de Down afecta la habilidad de los niños(as) en diversas
formas, pero la mayoría presentan discapacidad intelectual de leve a moderada.
Los niños(as) con síndrome de Down pueden aprender y lo hacen, y son capaces de
desarrollar habilidades a lo largo de sus vidas. Ellos(as) simplemente alcanzan
sus metas a un paso diferente— por eso es muy importante no comparar a un
niño(a) que padezca el síndrome de Down con otro niño(a) que no lo padezca, y
tampoco es bueno compararlo entre otros(as) niños(as) que padezcan la condición.
Los niños(as) con el síndrome de Down tienen muchas
habilidades y no hay forma de saber, en el momento en que hacen, de todo lo que
serán capaces.
Pruebas médicas
asociadas con el síndrome de Down
Mientras que algunos niños(as) con el síndrome de
Down no tienen problemas de salud significativos, otros pueden padecer de
trastornos médicos que requieren cuidado adicional. Por ejemplo, cerca de la
mitad de los niños(as) que nacen con el síndrome de Down nacen con un defecto
congénito del corazón.
Los niños(as) con el síndrome de Down también
tienen un mayor riesgo de desarrollar hipertensión pulmonar, una condición
grave que puede ocasionar un daño irreversible en los pulmones. Todos los
infantes que padecen del síndrome de Down deben de ser evaluados por un
cardiólogo pediatra.
Aproximadamente la mitad de los niños(as) con el
síndrome de Down también tienen problemas con los oídos y la vista. La pérdida
de la audición puede estar relacionada con la acumulación de líquido en el oído
interno o con problemas estructurales en el oído. Los problemas de la vista
generalmente incluyen ambliopía, conocido como ojo flojo, miopía o
hipermetropía y un mayor riesgo de cataratas. Tener consultas frecuentes con un
audiólogo o un oftalmólogo son necesarias para detectar y corregir problemas
antes de que afecten al lenguaje y las habilidades de aprendizaje.
Pruebas prenatales y
diagnóstico
Existen dos tipos de pruebas prenatales para
detectar el síndrome de Down en el feto: pruebas de evaluación y pruebas de
diagnóstico. Las pruebas de evaluación calculan el riesgo de que un feto tenga
el síndrome de Down, las pruebas de diagnóstico confirman si el feto padece la
condición.
Las pruebas de evaluación son las más efectivas a
nivel de costo y son fáciles de realizar. Pero debido a que no pueden confirmar
definitivamente si el niño(a) padecerá del síndrome de Down, estas pruebas
ayudan a los padres a decidir si las pruebas de diagnóstico son necesarias.
Las pruebas de diagnóstico tienen un 99 por ciento
de certeza para detectar la presencia del síndrome de Down y otras anomalías en
los cromosomas. Sin embargo, debido a que estas pruebas se realizan dentro del
útero, están asociadas con un mayor riesgo de abortos y otras complicaciones.
Debido a esta razón, las pruebas de diagnóstico
invasivas solamente se recomiendan en los casos de las mujeres mayores de 35
años, aquellas con una historia familiar de defectos genéticos y las mujeres
que han tenido resultados anormales en las pruebas de evaluación.
Cómo obtener ayuda
Si usted es padre o madre de un niño(a) con el
Síndrome de Down, puede que al principio se sienta sobrecogido con sentimientos
de perdida, culpabilidad y miedo. Hablar con otros padres en su situación o con
niños(as) que padecen el síndrome puede ayudarle a lidiar con la reacción
inicial y encontrar formas de seguir hacia adelante. Muchos padres se han dado
cuenta de que aprender todo lo posible acerca del síndrome de Down les ayuda a
aliviar algunos de sus miedos.
Los expertos recomiendan inscribir los niños(as)
con síndrome de Down en servicios de intervención temprana tan pronto como sea
posible. Terapeutas físicos, ocupacionales y del habla, así como educadores de
la edad temprana de los niños(as) pueden ayudarle a trabajar con su hijo(a)
para motivar y acelerar su desarrollo. Muchos estados en el país ofrecen
servicios de intervención temprana para los niños(as) que tienen discapacidades
desde el nacimiento hasta los 3 años de edad, así que consulte con su doctor o
trabajador social para aprender sobre las fuentes de ayuda que están
disponibles en su área.
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